Entre nuevas construcciones y renovaciones. Esta es la zona rosa de El Poblado. Nuevos bares, hoteles y restaurantes en construcción y renovación. Cada nueva construcción un sueño de alguien. Una apuesta, una ambición.
La ambición juega un rol importante en nuestras vidas. Grande o pequeña, es la que nos guiará en la vida. Entre grandes y pequeñas construcciones, no puedo evitar pensar en la ambición. He conocido personas con grandes ambiciones y grandes sueños. Apuntar a las estrellas y hacer el tiro. ¿He sido lo suficientemente ambicioso?
Por la Calle Primavera, encuentro a dos artistas callejeros hablándole inglés a un extranjero. El extranjero está en un balcón, pero le tira un billete a uno de ellos. “For me”, le dice el otro artista al extranjero.
Territorio de turistas. No siempre fue de ellos. Entre construcciones y ambiciones, El Poblado se transforma. Algunos cumplirán sus ambiciones, otros no, pero ambos hacen sus apuestas.
En el Parque Lleras, me encuentro con la escultura “El Flautista y La Bailarina” de Rodrigo Arenas Betancourt. Cuantas veces no habré pasado por esta escultura en noches de universidad. Con un par de guaros encima, sin saber quien era el artista, encontrando un extraño erotismo en la escultura.
Un flautista tocando una flauta imaginaria; la bailarina bailando a su son. Ambición y deseo. El flautista, con su visión, es capaz de hacer sonar cualquier música.
Sueños grandes y sueños pequeños. A un lado del Templo San José del Poblado, encuentro una multitud de pequeños comercios: Una pequeña relojería, rareza entre casas de cambio y cafés “trendy” de El Poblado. Una peluquería de un solo puesto. Una tienda de cristos. Una buñuelería sin buñuelos. Me siento en una silla de la buñuelería al costado de la iglesia. Pido un tinto y un buñuelo. “No nos han llegado los buñuelos”.
Sea pequeño o grande el sueño, solo se puede alcanzar poniendo manos a la obra. Haciendo el trabajo. Si la ambición es el dónde apuntamos, entonces el trabajo es la fuerza con la que lanzamos la piedra. Haz el trabajo, y el resto vendrá.
Del Parque del Poblado, camino hacia Ciudad del Río, queriendo reintroducirme a una obra más de Arenas. Cuando llego al parquesito a un costado del Museo de Arte Moderno de Medellín (MAMM), donde deberían estar “Los Amantes I y II”, solo encuentro arbustos en su lugar. ¿Si era aquí? Recuerdo haber pasado por aquí antes, viendo la escultura sin prestarle más atención. Al observar más de cerca, veo un par de bloques de cemento entre los arbustos, posiblemente los antiguos cimientos de las esculturas.
“Amantes I y II” forman parte de una serie de esculturas que Arenas inició en 1955. Los distintos amantes los realizo en diferentes materiales como basalto, yeso, polietileno, ónix, bronce y hasta madera. Estos dos amantes que busco en particular son hechos en basalto, realizados en 1973.
¿Dónde están los amantes? Con esta duda en mente, busco respuestas con el personal de taquilla del museo.
“Ya no hacen parte del museo, pero tenemos unas piedras similares en el quinto piso.”
¿Y tengo cara de que estoy buscando piedras?
¿Dónde estarán los amantes? Esta es la pregunta que me hago toda la tarde. En la noche, escribiendo estos textos, encuentro en un documento de gestión del museo la respuesta a mi inquietud. En el 2023, las esculturas “Amantes I y II” de Rodrigo Arenas Betancourt fueron trasladadas de su ubicación original afuera del museo a la terraza oriental del quinto piso del museo.
Las “piedras similares” que me mencionaron en la taquilla eran, de hecho, las mismas piedras que estaba buscando.