Hoy domingo es día de ciclovía. Se cierra el paso de vehículos por la Avenida del Poblado para que las personas puedan transitarla. Más allá de la ciclovía, quiero adentrarme en los tranquilos barrios de Envigado.
Mantener una mirada curiosa, ese es el objetivo hoy. Detener el pensamiento y absorber lo que me rodea. A pie, paso por altos árboles que flanquean la quebrada Zúñiga. Llego al parque Santa María de los Ángeles II. En su centro, encuentro un grueso tronco de árbol talado.
Se trata de un Ficus elastica, también conocido como caucho. Se puede identificar por sus raíces aéreas y su gran capacidad de regeneración. Incluso después de una agresiva tala, nuevos brotes surgen de estos troncos.
Cerca del parque también se encuentra una obra de Rodrigo Arenas Betancourt. Es mi sexta semana visitando una nueva obra del maestro Arenas. Si esta nueva rutina me ha traído algo, es el observar con más detalle lo que antes daba por sentado de la ciudad.
Hermano Caballo es una obra en bronce fundido de 1,7 metros de altura. Me recuerda al artículo que recién escribí, Aplicaciones de Citas y Estoicismo, sobre avanzar como caballo desenfrenado en búsqueda del amor. La obra se instaló en 1990, cuando aún existía lo que se llegó a conocer como la “ley de las esculturas”, o de forma menos halagadora, “impuesto de obra de arte”.
Esta “ley” o “impuesto” surgió del acuerdo 36 de 1982 y se mantuvo hasta 1994. Exigía destinar un 70% del impuesto asignado a las nuevas construcciones en Medellín para la creación y financiación de obras y entidades culturales.
Continuando el recorrido, me encuentro con el Templo La Niña María, de tonos pastel y bien tenido.
A un costado del templo, se lee: “Todo a $10.000”. Es un mercado de pulgas. Ropa, zapatos, libros y hasta hornos de cocina.
Barrios a pequeña escala. Barrios a escala humana. En época de proyectos inmobiliarios de escala “ciudad” (Ciudad Coltejer, Ciudad Fabricato, Ciudad Peldar, Ciudad Coltabaco), los barrios a escala humana son el antídoto. Espacios donde aún se puede crear y fomentar comunidad.
Por la acera, la gente pasa feliz. Las personas me sonríen. Algo en el interior se siente diferente. Me siento feliz. Fundamental cambio es acertarse esto. Es como activar un suiche mental, activar lo positivo. Bienvenido, estamos abiertos.
Hago una última parada en uno de mis lugares favoritos de Medellín: Otraparte, café, biblioteca, teatro y museo.
Otraparte nació en el 2002 en la antigua casa del escritor Fernando González Ochoa, con el objetivo de preservar su legado y ofrecer espacios de cultura a la ciudad.
En la entrada de la biblioteca se anuncia: “En noviembre festejamos la muerte así como el árbol”.
Hace un día bonito y estoy contento. Muerte y árboles. Rodrigo Arenas Betancourt y ficus talados, brotando. Vida y muerte. De un árbol talado siempre pueden surgir nuevos brotes. En noviembre me uno a esta celebración: Muerte y Árboles.